
10 tips para mejorar tu situación financiera rápidamente
¿Te imaginas viviendo sin deudas, o como dice la canción “salir a rumbear sin pensar en la cuenta”?
La vida financiera casi nunca es color de rosa. Suele ser un sube y baja que atraviesa por ciclos de escasez en los que sentimos que el mundo se nos viene abajo. Siempre hay una salida.
Si estás atravesando por una situación financiera compleja, llegaste a un punto de deudas y falta de ingresos o exceso de gastos en el que sientes que no hay retorno, si estás desempleado, disminuyeron tus ingresos, aumentaron tus deudas, la plata ya no te alcanza para vivir o simplemente cometiste tantos errores con tu dinero que sientes que tocaste fondo y estás con el agua al cuello a punto de ahogarte; no te desesperes porque probablemente cometerás más errores de los que ya vienes cometiendo, encuentra en este artículo, 10 tips para mejorar rápidamente tu situación financiera.
La ecuación fundamental de las finanzas parece ser simple y tiene dos partes: por una lado están los ingresos, y por otro los gastos. Para mejorar las finanzas, es posible actuar sobre ambas partes. Sin embargo, en lo que más rápidamente podemos generar resultados, es en los gastos. Una vez controlados estos gastos, se podrá comenzar a actuar sobre los ingresos.
1. Aprende a distinguir entre los gastos racionales y emocionales
Haz una lista detallada de todos tus gastos e identifica cuáles de ellos son racionales y cuáles son emocionales. Para diferenciar entre un tipo y el otro, hay un método simple. Hazle a cada gasto, la siguiente pregunta: ¿Pasa algo grave si…? y aquí va un ejemplo:
¿Pasa algo grave si no pagas el arriendo, o la matrícula de tus hijos en el colegio o si dejas de cotizar al sistema de salud?… la respuesta obvia es: SI. Te pueden desalojar, dejas a tu familia sin techo, a tus hijos sin educación, si te enfermas no tendrías como pagar los gastos médicos. Luego, ese es un gasto racional.
Pero ante preguntas como ¿Pasa algo grave si no vas a un restaurante, si no compras ropa, si no vas al cine, si no tienes suscripciones a plataformas de música o video? la respuesta es NO. Pues ahí, estás frente a un gasto emocional, que es difícil de eliminar porque por supuesto la vida es más divertida con ellos; pero cuando estás en una situación compleja, es necesario eliminarlos.
Ten presente que a veces vemos como racionales algunos gastos que podemos suplir de manera gratuita. No pasa nada grave si en lugar de ir al gimnasio haces ejercicio online en casa o sales a correr por tu barrio, si tu mism@ te encargas de cuidar tu pelo y tus uñas y no vas a la peluquería, si no pides comida a domicilio, si no te vas de fiesta cada viernes.
Ten la convicción de que es algo temporal y que si te organizas financieramente, podrás volver a tenerlos, de una manera más equilibrada y especialmente más tranquila, cuando logres que el fruto de tus inversiones, paguen tu estilo de vida.
2. Racionaliza los gastos racionales
Ahora que en tu lista sólo tienes los gastos racionales, revisa cómo puedes disminuirlos.
¿Estás pagando un arriendo alto para tu capacidad económica? ¡Múdate de casa!, busca un arriendo más económico o una ubicación en la que estés más cerca de las actividades cotidianas y así puedas disminuir los gastos en transporte o incluso eliminarlos para desplazarte caminando o en bicicleta.
¿El precio del mercado se está haciendo impagable para ti? Ve a mercar en sitios de bajo costo, plazas de mercado, busca los días de oferta, elimina alimentos que no necesites y que se han encarecido, reemplaza alimentos costosos por algunos económicos y hasta más nutritivos y naturales que los que consumes actualmente.
¿Pagas mucho en transporte público? tómalo por el lado amable: desplázate caminando o en bicicleta. ¿La póliza de salud privada sobrepasa tu capacidad económica? según tu situación, puede ser el momento de dejarla o de pasarte temporalmente a planes complementarios más baratos.
Este es quizá uno de los puntos más difíciles de ejecutar. Asociamos la reducción de gastos con el fracaso o el “no dar la talla”. Nos cuesta bajarnos de estatus, renunciar a un nivel de vida que hemos construido; pero créetelo: no eres ni la primera ni la última persona que ha pasado por dificultades, y recuerda nuevamente que esta “dieta financiera” será temporal, mientras logras ponerte en forma con tus finanzas.
3. Revisa las condiciones de tus deudas
La mayoría de las personas tienen claro sólo dos elementos de sus deudas: Cuánto es el valor total de la deuda y cuánto pagan de cuota mensual. Incluso muchas personas ni siquiera saben cuántos meses les falta para terminar de pagar sus deudas.
Detrás del valor de la cuota mensual, hay elementos importantes que se deben analizar: los seguros que están asociados a esa deuda, la tasa de interés que te están cobrando por ese crédito y si la tasa que estás pagando es fija o variable. En esos otros elementos se esconde mucho dinero, que no te está sobrando.
Revisa cada una de tus deudas y busca la posibilidad de unificarlas, con una tasa de interés baja que te permita empezar a mejorar el perfil de la deuda, pagando así menos intereses. Incluye en esta reunificación las deudas de tarjetas de crédito y créditos de consumo, que suelen tener las tasas más altas permitidas en el mercado. Aun cuando sigas pagando la misma cuota, como le bajaste a la tasa de interés, la diferencia de la tasa se irá a abonar al capital de la deuda y verás reflejado claramente en tu extracto mensual su disminución, permitiéndote recoger el tiempo de la deuda para terminar de pagarla mucho más rápido.
Una vez termines de pagar una o varias deudas, tendrás un dinero que te sobra cada mes. Los gastos bajarán (la deuda es un gasto) y esa disminución de gastos te servirá para abonar a otras deudas y terminar de pagar más rápidamente.
4. Elimina los gastos hormiga
Te asombrarías si llegas a hacer la cuenta de cuánto dinero gastas en esos pequeños rubros que parecerían no representar mucho: el café, el croissant en la cafetería de la esquina, los chicles, los cigarrillos y todas esas pequeñas cosas que por ser tan económicas, no las contamos como un gasto importante.
Haz la siguiente cuenta: si gastas 2 dólares al día en esas pequeñas cosas, estás gastando 14 dólares semanales, alrededor de 60 al mes, lo que representa 720 dólares anuales, eso significa que fácilmente en 7 años tendrías el dinero suficiente para pagar la cuota inicial de tu casa propia. Aquí viene un tip que te ayuda a ser consciente de ellos y aprovechar ese ahorro de una manera eficiente:
5. Sal de casa con poco dinero.
En tu presupuesto de gastos racionales, tendrás un item destinado a los gastos diarios para lo que sí necesitas: el transporte, si debes comer algo por fuera de casa, los gastos personales. Divide ese valor por el número de días del mes y tendrás la cifra exacta para tus gastos diarios.
Supongamos que en tu presupuesto te quedan 5 dólares diarios para tus gastos (o tu moneda local). Cada día, al salir de casa para tus actividades cotidianas, metes en tu billetera únicamente esos 5 dólares en efectivo. Tienes un reto: sobrevivir ese día, sólo con ese dinero que te diste a ti mism@.
Tener poco dinero en efectivo, surte un interesante efecto psicológico en nuestro cerebro: cuando el recurso es escaso, instintivamente tratamos de cuidarlo. Por el contrario, si sales de una vez con los 250 USD que te pusiste en los gastos mensuales para ti mismo (siguiendo con el mismo ejemplo de los 5 usd diarios), existe una alta probabilidad de que los gastes en pocos días. Te vas a sorprender de la cantidad de veces que llegará el fin del día y aún tendrás algo de dinero en la billetera.
Pero ¡ojo!… no significa que si te sobraron un par de dólares o algunos centavos, te des la licencia de al día siguiente gastar un poco más que ayer. ¡Todo lo contrario!. Pon lo que te sobra cada día en una alcancía. Desaparecelo de tu vista, ese dinero ya no te pertenece, ese dinero es del ahorro. Usa ese dinero que recogiste, en abonar al capital de tus deudas.
Para hacer un abono al capital, normalmente debes ir hasta el banco con el que tienes la deuda, dar el dinero extra e informar explícitamente que lo estás abonando al capital y no a las cuotas. De esta manera los intereses de la deuda comenzarán a bajar y poco a poco tu deuda empezará a disminuir en tiempo
6. Si no puedes pagar a una sola cuota, rompe o guarda bajo llave tu tarjeta de crédito
El peor error que cometen algunas personas cuando están en situaciones financieras complejas, es usar la tarjeta de crédito para pagar todo y diferirla a la mayor cantidad de meses posible.
Recuerda que te recomendamos unificar todas las deudas e incluir allí las de tarjeta de crédito. Ahora que estás únicamente gastando en lo necesario, usa la tarjeta de crédito para eso mismo: paga con ella los gastos racionales que te permita usarla, a una sola cuota y reservando el dinero para pagarla a fin de mes, antes de que esa tarjeta te genere intereses. Si no eres capaz de hacerlo de esta manera, pon tu tarjeta bajo llave, rompela, alejala de tu vista, pero no la uses. Si logras pagar a una sola cuota, podrás acceder a beneficios como acumulación de puntos que te permitirán incluso ganar dinero con la tarjeta de crédito.
7. Habla sin tapujos y sé creativo
No se trata de generar lástima, pero puedes comunicar que por ahora estás en una situación de dieta financiera y que todo plan que suponga gastos adicionales, lo vas a cancelar, que bienvenidos los mejores planes de la vida: los que no cuestan dinero.
En estos momentos es importante pasar por encima del “qué dirán” y hablar de frente. Tu actitud será determinante para lograrlo. Decir que estás en tiempo de recogimiento de gastos, no significa que te tengas que encerrar, perder contacto con tus familiares y amigos, dejar de salir con tu pareja o aislarte de todo contacto social.
“Por ahora mi prioridad es sanar mis finanzas y por el momento no tengo el dinero para ir a ese restaurante o ese viaje. Si quieren, los invito a mi casa y hacemos una “fiesta de traje” (Yo traje vino, yo traje algo de comer)”.
Puedes cambiar un gasto por un evento que no cuesta dinero o que cueste muy poco: si quieres salir a la naturaleza puedes caminar con tu familia en la montaña y llevar alimentos para hacer un picnic, ir al jardín botánico de tu ciudad, cocinar con tus amigos, consultar la cartelera de actividades culturales gratuitas, teatro callejero y salas concertadas con las entidades culturales de los gobiernos, gimnasios al aire libre – entre otros-
Los mejores momentos de la vida y las mejores conversaciones, cuestan poco dinero o son gratuitos.
8. Busca una fuente de ingreso extra
Ya es hora de hacer algo sobre los ingresos. Habitualmente cuando queremos ganar dinero extra, salimos como locos a buscar un “buen negocio”. Pero resulta que eso pocas veces da buenos resultados. Cada persona tiene una manera única de generar ingresos extra, dependiendo de sus capacidades, gustos y posibilidades.
¿Cómo generar ingresos extra?
Monetiza tu talento: Pregúntate ¿qué sabes hacer tu? ¿para qué eres buen@? ¿Qué haces mejor que otras personas y que lo puedas monetizar?.
Cuando encuentres la respuesta, empieza a hacer eso y a cobrar por ello, empezando por tu círculo cercano. Ten presente que nuevos ingresos no pueden ser nuevos gastos, pues tu prioridad tendrá que ser salir de la deuda
9. Busca tesoros escondidos en tu casa y vendelos
Revisa cuántas cosas tienes, que no usas y que tienen un valor. Ropa que no usas hace más de 6 meses, artículos decorativos, electrodomésticos, libros, discos, muebles en desuso – entre otros- . Existen muchas páginas y herramientas a través de las cuales las podrás vender. Obviamente te darán una fracción del precio en el que las compraste, pero terminarán poniendo dinero en tu bolsillo, un dinero que te servirá para organizar tus finanzas.
10. Si tienes activos o inversiones, revisa su rentabilidad
Tenemos la falsa creencia de que ser rico es tener muchas cosas a nuestro nombre. Pero resulta que muchas de esas cosas que tenemos, no producen dinero y nos cuestan muchísimo. Piensa por ejemplo en tu casa, en el carro o una propiedad raíz. Muchas veces esa casa o ese vehículo están escriturados a tu nombre, pero el valor de la deuda es tan alto, que realmente le pertenece al banco porque cuando dejes de pagar la deuda, muy probablemente te los quiten.
Supongamos que vives en “tu casa propia” que vale unos 50 mil dólares, pero tú debes 45 mil. Si tu situación financiera no te permite pagar las cuotas, el banco te va a quitar tu casa y seguramente la va a vender por un precio muy inferior al valor real, aproximadamente al 70% de su valor, es decir, a 35 mil dólares. Una vez el banco venda tu casa, se cobrará tu deuda y te quedarás sin nada: sin casa y aun debiendo 10 mil dólares.
La mejor decisión en este caso sería venderla al precio real, antes de que te la embarguen. La vendes en 50 mil, te quedarán 5 mil para volver a empezar y aun a pesar de ”perder tu casa”, te quedarás sin deudas y con la oportunidad de empezar en mejores condiciones.
Detrás del miedo de volver a empezar, hay una limitación mental que no es real. Confía en ti. Si sanas tus finanzas, serás capaz de volver a empezar cuantas veces sea necesario. Especialmente porque cuando empiezas de cero, empiezas sin carga, sin el costo de la deuda y con la gran ganancia que da la experiencia.
En Finanzas Emocionales, hablamos no sólo desde el conocimiento, sino desde la propia experiencia y tenemos el genuino propósito de ayudarle a las personas a sanar sus finanzas y prosperar.
Por eso, nuestros cursos y material pedagógico los ofrecemos a un precio asequible para todos y te garantizamos que adquirirlos es una inversión en tus propias finanzas.
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Si quieres una asesoría personalizada, para ayudarte en tu situación particular, podemos acompañarte y ayudarte.
Excelente, me disfruto cada una de tus publicaciones, estoy lejos de llegar a donde quiero estar con mis finanzas, pero estar en el proceso me ha acercado, no estoy igual que cómo empecé este año. Gracias mil Jaime.